La relación que tenemos con el agua es sin duda muy
especial para cada uno. Pero lo
que nadie discute es que todos hemos estado nueve meses sumergidos felices en
el vientre materno. Luego, cómo se mantiene o rompe el vinculo acuático, es
otro tema.
El saco amniótico se forma entre
el 8º/9º día de gestación, a partir de ese momento comienza su función de
proteger y amortiguar. Mantener la temperatura y permitir el desarrollo de los
pulmones. Junto con la placenta y el cordón son los cómplices imprescindibles
para mantenernos en ese medio dinámico, creciendo.
No es de extrañar que el
nacimiento sea un paso tan abrupto para el bebé al tener que dejar el mundo
acuático para pasar al ámbito aéreo. Por eso también es tan recomendado el
parto en el agua: además de analgesia natural para la madre, para hacer la
transición más natural y menos violenta al niño.
En unos de los capítulos de Bebé a Bordo los padres son testigos de un momento de felicidad pleno al
introducir a su hijo en la bañera. La cara se le va transformando y me animaría
a pensar que ha recuperado la “sensación útero”. No se lo pierdan. ( la escena esta al final del programa )
Estas nuevas bañeras para bebés, tipo olla o como me dijeron
en mi familia cuando la utilice para mi niña, “la frapera”, pretenden entre
otras cosas que el bebé recupere esa sensación de seguridad que tenía en el
vientre materno.
El agua para muchos es sensación
de placer, relax y libertad. Permite liberar la mente para reencontrarnos con
ese particular sonido de las profundidades, con la esencia que nos acompañó
desde el primer día, la vida en estado puro.
Me encantaba usarlo con mi hija, lo disfrutaba tanto! Más de una vez me hubiera gustado meterme dentro! Se la veía tan relajadita
ResponderEliminar