Cambiamos


Pasamos de ser adultos independientes, yendo por la vida como cometa libre con buen viento a elegir, emparejarnos y formar familia. Nuestra pareja no siempre pertenece al mismo grupo de amigos o inclusive al mismo país en donde nos hemos criado. Mas tarde si aparece el deseo y la concreción de  uno o mas hijos, ya el escenario cambia y mucho. Lo mismo  cuando la decisión de formar familia es sin pareja.
En el transcurso de nuestra vida, vamos cambiando. Por suerte. Pero muchas veces no somos concientes de nuestro propio cambio y no somos capaces de aceptar  el cambio de nuestra pareja, amigos y familia.
La maternidad nos cambia. Nuestros hijos nos cambian. El entorno ya no nos mira de la misma manera y nosotras ya no miramos ni escuchamos las mismas cosas. Nuestro cuerpo y alma se han modificado.
En reuniones sociales ya los temas  que nos interesa tratar no siempre son los que les pueden interesar a los amigos con los que tantas horas hemos compartido. Si entre el grupo de amigos no hay familias que se están formando, si no hay hijos que llegan o si han decidido no tenerlos, hay un momento del encuentro que algo se empieza a resquebrajar. Se producen vacíos, faltas de interés y los  distanciamiento en las quedadas cada vez son mas prolongados. Los intereses cambian. Aunque se mantengan los afectos hay muchas cosas que nos distancian.
Todo esto nos trae confusión, nostalgia y no siempre logramos adaptarnos.
Uno de los factores que influyen en el puerperio es el entorno social. Las expectativas propias y las ajenas. Si no administramos bien estos cambios nos quedaremos con un sabor amargo difícil de digerir.


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