La fecha probable de parto y el sexo son las dos preguntas
mas frecuentes que recibimos cuando saben que esperamos un hijo. En
una clase que impartía Cristina Núñez de Mas Natural le escuché una maravillosa idea que la repito cada
vez que tengo ocasión. “Miéntanle
a los que pregunten la fecha de parto, y si es posible, olvídenla ustedes también”.
El acto de permitir, sin ningún
tipo de interferencias a que el bebé nazca cuando esté preparado, se transforma
generalmente en una fuerza
centrípeta que se choca con la realidad.
Dejar las
ansiedades propias y ajenas de lado no es tarea fácil, sin duda, pero termina
recompensando. Permitamonos transitar esta última etapa del embarazo como cuando
nos da el sol en la cara, un mediodía de otoño sin mirar el reloj. Deleitemonos con nuestro cuerpo que alberga amor y
sabiduría en estado puro. Gastemos los espejos y la piel en intimidad
regodeándonos del acto obsesivo. Estos pequeños gestos son prácticas de libertad
que nuestro hijo recibirá en cada respiración.
Si somos capaces de creer en él, dejándolo que venga al mundo cuando esté preparado, apartando las prisas de esta vida moderna e ignorando los intereses de los adultos involucrados en su nacimiento. Le habremos transmitido la primera y mejor de las enseñanzas: la confianza y el respeto en si mismo.
Si somos capaces de creer en él, dejándolo que venga al mundo cuando esté preparado, apartando las prisas de esta vida moderna e ignorando los intereses de los adultos involucrados en su nacimiento. Le habremos transmitido la primera y mejor de las enseñanzas: la confianza y el respeto en si mismo.
Ibone Olza explica esto mucho mas bonito en su entrada del blog, Criar despacio recomiendo su lectura para uso y disfrute
sin prisas ni fecha de caducidad.
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