Cada día cuando llevo y voy a buscar a mi niña a la
guardería, me gusta ver a los adultos que van por sus niños, a los padres,
abuelos y cuidadores. Se respira mucha alegría, pero no puedo dejar de pensar
en las mil historias que hay detrás de cada uno. Sin duda son tiempos
difíciles, no estoy diciendo nada nuevo. Pero soy una convencida que esto nos
tiene que fortalecer y afirmar en nuestra decisión, la de concebir y criar en
este contexto. Sin duda la maternidad nos da mucho más de lo que nos quita. Nos
pone desafíos por delante. Para ser ejemplo y cambiar lo que no nos gusta. Es
una oportunidad que no podemos
dejar pasar. Nuestros hijos nos regalan la
posibilidad de mantener contacto físico sabiendo que esto estimula su
desarrollo, los activa en las relaciones sociales, la inteligencia y su memoria
emocional la que en su vida de adultos les será una herramienta de mucho valor.
Nos obligan a predicar con el ejemplo, en cada semáforo, con el ejercicio del
reciclaje y el saludo a quienes nos rodean. Nos ayudan a perder la vergüenza y
sacar las telarañas de nuestras risas. Zambullirnos entre libros y disfrutar de
la lectura como hábito deseado y adquirido.
Aunque en la adversidad llegamos
a pensar que esta lucha seria mas fácil sin ellos. Es una solución con trampa,
porque esta lucha no tendría sentido sin ellos.
Totalmente de acuerdo. Para mí lo de "el pan bajo el brazo" se cumplió, aunque sea un pan metafórico. Gracias por este post
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